Wednesday, October 27, 2010

Un pobre cornudo.

Resulta que un hombre comienza a frecuentar una señorita que él y sus amigos consideran bastante atractiva, obviamente que para nuestro personaje llegara a esta conclusión era necesaria la aprobación de sus amigos, compañeros de tantas aventuras que llaman adolescencia.
Es aquí donde nuestro héroe comienza, como casi todos, a no entender cuales son sus merecimientos para que tan atractiva señorita salga con él, esto es algo que normalmente nos preguntamos todos los hombres ya que los hombres que no se lo preguntan es porque creen que están por encima de los merecimientos de cualquier mujer.
Sabiendo esto su mejor amigo, todos tenemos un mejor, le comienza a advertir que es probable que ella este con el por algún motivo oculto: el tener un auto que la lleva a la oficina, el pagar las entradas de cine, el ser muy amable con los padres de ella, etc.; y que es probable que la señorita en realidad se revuelca con otro hombre por ahí o con varios.
Es así que nuestro enamorado inmediatamente comienza a descubrir los significados ocultos de la conducta de su bella novia: un “buenos días” al vendedor de diarios indica que este es uno de esos amantes y que se hacen cosas indecibles para recibir gratis la revista "Para Ti"; un saludo a un compañero de trabajo indica, obviamente, intricadas poses sexuales en el baño de la oficina en las horas del almuerzo; una caricia del padre de ella es obviamente una relación incestuosa y repugnante.
Con todos estos irrefutables hechos nuestro amigo decide comprar un arma y poner fin a estas aberrantes ofensas.
Por suerte, cada tanto, sus amigos van a la cárcel a tomar unos mates por un rato, aunque esto es cada vez menos frecuente.
Lo mejor es tener novias feas.